EL LLANQUIHUE DE PUERTO MONTT

Salmonicultura: a buscar aguas calmas

Por: Joaquín Sierpe

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La salmonicultura nacional tuvo un 2023 particularmente desafiante. ‘Es importante asegurarnos que en áreas protegidas exista verdadero resguardo, lo que no es compatible con industrias productivas. Eso significa no tener salmones en las áreas protegidas’, afirmaba la ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas, en enero de ese año, durante la discusión del proyecto que creaba el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP).

Además, a pesar de que finalmente, en junio, se permitió que las concesiones de acuicultura ubicadas en áreas protegidas siguieran funcionando, el Gobierno respondió en septiembre con un reglamento que buscaba paralizar su entrega en dichos espacios, reavivando el conflicto entre el Estado y los gremios salmonicultores.

TORO POR LAS ASTAS

Al analizar los datos históricos, encontramos que desde el 2001 hasta el 2013 el desempleo de Chile fue decreciendo constantemente, alcanzando incluso tasas menores que el promedio de la OECD. Pero este fortalecimiento de nuestro mercado laboral se detiene repentinamente. En el 2013 la tasa de desempleo llega a su mínimo de 5,8% y comienza a aumentar sin pausa. Luego, este deterioro laboral se agudizó pospandemia: mientras que entre el 2013 y 2019 la tasa de desempleo tuvo un crecimiento promedio mensual de 0,2%, durante el 2022 y 2023 este crecimiento mensual fue de 0,7%.

El problema de este tipo de relación es que se convierten en un tira y afloja constante, con los actores teniendo claro que deben sentarse a consensuar condiciones de largo plazo, pe- ro con ninguno queriendo tomar el toro por las astas. Diferentes estándares, como el del Aquaculture Stewardship Council (ASC), muestran que la regulación chilena se está quedando atrás respecto de otras naciones productoras en áreas como el control de desechos o la alimentación de los peces, por lo que se hace imperativo llegar a un acuerdo de largo plazo si queremos proyectar la actividad.

En este desafio, los datos deben estar sobre la mesa y no existe margen para el inmovilismo, pues la salmonicultura genera exportaciones por 2,19% del PIB y emplea a más de 17.000 personas de forma directa en las regiones del extremo sur de Chile. Sin embargo, a pesar del sombrío panorama que el primer semestre de 2023 entregó a la industria, el final de año abrió una luz al final del túnel. ‘Para avanzar en el desarrollo del sector, se requieren acuerdos amplios. Queremos que la salmonicultura se desarrolle y crezca; que volvamos a ser el competidor número 1 del sector’, declaró el subsecretario de Pesca y Acuicultura, Julio Salas, en noviembre de este año. Señales como esta marcan la ruta que debemos seguir para alcanzar un consenso sobre su futuro.

En la misma línea, la firma del protocolo para enviar salmón coho fresco a China en el marco de la visita del Presidente Gabriel Boric en ese país, o el acuerdo entre el Estado con las empresas Cooke y AquaChile en el último trimestre de este año, para relocalizar nueve concesiones fuera de áreas protegidas, fueron hitos importantes para proyectar la industria, lo que puede reforzarse con la discusión de una nueva Ley General de Acuicultura durante el próximo año.

Lograr un acuerdo que converse de forma armoniosa con el crecimiento de la actividad y, en paralelo, nos acerque a los más altos estándares medioambientales, será el principal reto del año que comienza. El 2024 nos entrega la posibilidad de ser el año en el que de finamos una estrategia de largo plazo para la industria y, finalmente, encontremos aguas calmas para proyectar la salmonicultura nacional hacia una nueva etapa de desarrollo.

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