EL LLANQUIHUE DE PUERTO MONTT

Pescado, mesa y futuro

Por: Joaquín Sierpe

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Chile tiene una geografía única, qué duda cabe. Nuestros 6.435 kilómetros de línea costera han hecho que el mar siempre haya sido parte importante de nuestra cultura e identidad. Sin embargo, a pesar de la cercanía que tenemos con el mar, el pescado nunca ha sido un recurso plenamente incorporado en las mesas nacionales. Los chilenos consumimos sólo 12,67 kilos de pescado por año, frente a los 77 kilos de carne por persona anualmente.

Esta situación puede parecer, a priori, bastante irrelevante. A fin de cuentas, si nuestra dieta ya contiene otras fuentes de proteína, ¿debería inquietarnos la cantidad de pescado que comemos?

Sin embargo, la pregunta ignora dos elementos cruciales que estarán permanentemente presentes en la discusión futura: la transición alimenticia y el cambio climático que enfrentaremos en las próximas décadas.

Se proyecta que la población mundial subirá a 10.400 millones de personas en 2080, lo que incrementará el requerimiento proteico a 400 mil toneladas diarias. Si a este factor le sumamos la creciente demanda de alimentos existente debido a mejores condiciones económicas y de acceso a fuentes alimentarias, se hace necesario plantear la interrogante de cómo alimentar a las generaciones futuras con opciones que no aceleren el cambio climático.

En ese sentido, la salmonicultura aparece como una candidata ideal para liderar la producción futura de forma masiva. Para generar una tonelada de proteína comestible de salmón, la industria genera un 2,91% de las emisiones que la ganadería, utiliza sólo un 4,8% del suelo, y genera un 26,67% y 15,16% del fosfato y nitrógeno, respectivamente, que son los principales detonantes de la contaminación del agua a causa de la producción.

Con esta información en la mano, no debería sorprendernos la firma del protocolo para enviar salmón coho fresco a China por parte del Presidente Gabriel Boric, ya que en cuanto a emisiones, uso y degradación de suelo, y contaminación de agua, la acuicultura surge como una alternativa ideal para enfrentar la mayor demanda alimenticia que se avecina.

Esta realidad no debería ser indiferente para la Región de Los Lagos, ya que 14,2% del PIB regional viene de la acuicultura y se estima que 6,9% del empleo de la región es generado por esta industria. En consecuencia, un aumento en la actividad repercute directamente en la calidad de vida de las personas y las familias de la región.

El reto no es menor: si Chile, pese a sus ventajas geográficas, no ha incorporado plenamente el pescado en su dieta, es complicado esperar que naciones con condiciones geográficas menos favorables lo hagan. Enfocar este desafío a nivel de política pública, para que productos como el salmón sean asequibles para un porcentaje relevante de la población, será fundamental si queremos enfrentar eficazmente la lucha contra el cambio climático y la transición alimenticia a nivel global.

La acuicultura puede ser una gran aliada para enfrentar este desafío.

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