La Tercera

Nuevas prioridades, ¿nuevas políticas?

Por: Angélica Cepeda y José Antonio Valenzuela

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Con motivo de una nueva Cuenta Pública del presidente Boric, se consolida una certeza: las prioridades han cambiado. A fines de 2021, el proyecto del Frente Amplio le ofrecía al país avanzar hacia una transformación institucional a través de una Constitución redactada en un proceso constituyente inédito en el mundo y, en lo económico, avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo desanclado del vilipendiado modelo “extractivista y rentista” basado en recursos naturales. Hoy, en cambio, en lo institucional, el mensaje es avanzar en reformas al sistema político acotadas que “reduzcan la fragmentación”; y, en lo económico, nuestras ventajas comparativas en minerales críticos, acuicultura, productos forestales o agricultura se plantean hoy como motivos para mirar el futuro económico “con renovada esperanza”.

En el ámbito educacional, si en esos momentos el problema era la provisión privada o que la educación estaba “atrapada en la preparación de pruebas estandarizadas”, el sábado el presidente movió el foco a las falencias de la nueva educación pública y a la urgencia de asegurarle matrícula a todos los niños del país. Asimismo, mientras en la agenda laboral la palabra “informalidad” fue uno de los grandes ausentes del programa de gobierno oficialista, hoy se explicita la meta de reducir las tasas de informalidad laboral a cifras previas a 2022.

Ante esta nueva realidad, las bajadas de los oficialismos y las respuestas de las oposiciones no han estado a la altura. Cuestionar qué tan genuinos son estos cambios –como lo han hecho las oposiciones– es inconducente y poco productivo. Así como también lo es repetir una y otra vez las nuevas prioridades, como lo han hecho los oficialismos, sin desplegar al mismo tiempo una agenda de políticas públicas distinta o reorientada respecto de la que hoy se discute.

Desde la sociedad civil debemos desafiar este bloqueo recíproco, instalando en el debate propuestas alternativas de política pública más ambiciosas e innovadoras.

Algunos ejemplos que estamos trabajando en Pivotes.

Para activar un nuevo ciclo de crecimiento apuntalado por nuestras riquezas naturales, es necesario reorientar la reforma al sistema de evaluación de impacto ambiental y modernizar, para agilizar, el sistema de concesiones en sectores como la desalación y la acuicultura, y reestablecerlo en el litio. Más allá de las diversas perspectivas que se puedan tener sobre el acuerdo Codelco-SQM, no parece razonable apostar solo a este vehículo, o al que forme Enami, para desarrollar proyectos de litio en las mejores reservas que tiene el país.

Para enfrentar la crisis educacional, se debiese comenzar por declarar la educación básica y media como un servicio esencial que no puede paralizar. Por otra parte, es el momento de hacer realidad ese principio que indica que lo público no es sinónimo de lo estatal y que lo verdaderamente relevante es que los niños accedan a la mejor alternativa disponible para su educación. Lo anterior permitiendo, por ejemplo, que los SLEP o grupos de SLEP, bajo un marco contractual de lo público, puedan delegar la administración de establecimientos en organizaciones privadas con experiencia y trayectoria de alto desempeño.

Para revertir la porfiada informalidad laboral, es necesario llenar el vacío legislativo instalando en el debate propuestas que bajen las barreras a la contratación formal. Por ejemplo, reformar el sistema de indemnización por años de servicio que es uno de los más costosos y rígidos de la OCDE, y ampliar los espacios de flexibilidad en la jornada laboral.

Finalmente, en el ámbito institucional, si bien se deben valorar las propuestas de reforma al sistema político para disminuir su fragmentación y recuperar su capacidad de construir acuerdos, es también necesario pensar fuera de la caja para debatir sobre como las nuevas tecnologías pueden representar una oportunidad para que la democracia liberal innove en sus mecanismos de intermediación con la ciudadanía. El ejemplo de Taiwán, que incorpora a través de tecnologías digitales a la ciudadanía y comunidades de innovadores en el proceso de deliberación de políticas públicas, puede servir de referencia.

Oficialismo y oposición tienen entonces la oportunidad de ofrecer alternativas de políticas públicas innovadoras y ambiciosas para estas nuevas prioridades consensuadas. De lo contrario, de nuevo frustrarán las expectativas ciudadanas.

Por Angélica Cepeda y José Antonio Valenzuela, Pivotes.

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