LA ESTRELLA DE CHILOÉ

Salmonicultura: aguas desafiantes

Por: Joaquín Sierpe

| |
Compartir

Señor director:

La humanidad enfrenta el reto de alimentar a 2.330 millones de personas adicionales al año 2080 con alternativas que no aceleren el cambio climático. En este desafío, la salmonicultura nacional es una buena alternativa: en comparación con la industria bovina, y por cada tonelada de proteína producida, emite 2,91% de los gases de efecto invernadero y utiliza solo un 4,8% del suelo.

Este último punto toma particular relevancia si se considera que las salmoneras chilenas utilizan 4.681 hectáreas, equivalentes a un 3% de la superficie de Puerto Montt, frente a las casi 6 millones de hectáreas utilizadas para pastoreo de ganado. Además, la salmonicultura necesita solo 1,6 kilo de alimento por kilo de salmón, frente a los 8 k que requiere el ganado bovino.

Sin embargo, el mero hecho de ser una fuente proteica más ecológica no libra a la salmonicultura de obstáculos en su ruta al crecimiento. Esta industria enfrenta desafíos importantes, tales como los escapes de salmones y la contaminación de las costas y fiordos con desechos inorgánicos.

Se han logrado avances relevantes en reducir estos eventos, por lo que se debe seguir avanzando en esta dirección si queremos fomentar el desarrollo sostenible de la industria. En paralelo, es imperativo que el Estado reforme la regulación acuícola para impulsar su crecimiento y, simultáneamente, alinear nuestras prácticas con los estándares ambientales de líderes en el sector, como Noruega. Solo así la industria podrá lograr un crecimiento perdurable y armonioso con su entorno en el tiempo.

Contenidos relacionados

Cartas al director

El Líbero

Nueva Educación Pública: nos estamos quedando cortos

Cartas al director

La Tercera

Trabas monumentales a la inversión

Cartas al director

La Segunda

Empleo público: tomar cartas en el asunto

Cartas al director

La Tercera

Licitación de carteras de AFP: ¿otra vez la Constitución?

Cartas al director

Diario Financiero

Cuotas preferentes de litio: la revocación no es suficiente