LA TERCERA

Dinastía notarial

Por: José Antonio Valenzuela

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Señor Director:
En estos Juegos Panamericanos pudimos ser testigos de la notable familia Abraham. Los cuatrillizos (Melita, Antonia, Ignacio y Alfredo) ganaron conjuntamente dos medallas de oro, dos medallas de plata y dos medallas de bronce, en distintas categorías del remo. En medio de los festejos, esta semana nos enteramos de otra dinastía familiar: los Leiva, pero no en remos, sino en las notarías; y en vez de llenarnos de orgullo, es motivo de molestia y vergüenza.
Resulta que a los tres miembros de la misma familia Leiva que ya ostentan cargos de notario se sumó una cuarta, a quien se nombró como notaria titular de la Primera Notaría de San Miguel, con asiento en la comuna de Lo Espejo. La nueva integrante del clan fue electa a pesar de haberse titulado como abogada hace tan solo tres años, y haber ocupado el séptimo lugar en la lista de selección del concurso público.
¿Lo peor? Esta verdadera “dinastía notarial” no sorprende. Responde a los patrones que tradicionalmente explican las designaciones de notarios y conservadores: el parentesco con otros notarios, jueces o políticos, en este caso, con el diputado socialista Raúl Leiva.
Aburre hacer llamados por la urgente reforma al sistema notarial, de archiveros y conservadores de bienes raíces, tan necesaria para lograr de verdad un Estado sin pitutos. Cada vez que se ha intentado ha sido bloqueada por un intenso lobby en un Congreso con excesivos vínculos con quienes deben ser regulados. No queda más que seguir soñando con un Chile donde las dinastías familiares sean más como los Abraham y menos como los Leiva.

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